Cuando una inmobiliaria que construiría un mall le ofreció cientos de millones por su vivienda, el vecino de Bellavista Mauricio Montecinos puso en su antejardín un letrero que dice: “No se vende, ni mi casa ni mi barrio”. Hoy vive en una casa-isla. Su acto de resistencia busca resguardar el patrimonio del sector.